1. INTRODUCCIÓN
Los Centros de Paz y Diálogo son espacios comunitarios.
1.1 Objetivo del proyecto
El objetivo de este proyecto es investigar y fortalecer los Centros de Paz y Diálogo ya que han permitido resolver problemas cotidianos como los de la señora Rufina y mitigar las barreras que enfrenta para acceder a la justicia. Rufina Vázquez es originaria de la comunidad de Santa Lucía y vecina de San Juan Atzingo, de origen tlahuica, bilingüe, adulta mayor y con dificultad para caminar, por lo que utiliza un bastón. Actualmente, enfrenta un conflicto familiar y de linderos de su terreno, por lo que tiene que trasladarse a la cabecera municipal de Ocuilan; viaje que le toma dos horas, ya sea en colectivo o en transporte público, para acudir a las oficinas del juez conciliador, siempre con la esperanza de que la puedan atender.

Usuaria del Centro de Paz y Diálogo de San Juan Atzingo, hablando en tlahuica.
Los obstáculos que la señora Rufina tiene que sortear, para apenas tocar la puerta de la justicia, son varios, de distancia, costo, y posiblemente actitudinales, puesto que las personas de la cabecera históricamente llaman a los sanjuaneros “indios” o “huarachudos”, es decir, enfrentan una discriminación lingüística, por el uso de la lengua tlahuica. No obstante, para abordar las necesidades de justicia –y mitigar la distancia, el costo, las barreras lingüísticas, los estereotipos y procesos formalistas–, estas poblaciones tienden a activar un mecanismo de justicia no jurisdiccional, ya sea a través de una autoridad comunitaria, de un líder religioso o, incluso, de un mecanismo estructurado de mediación o conciliación que atiende a su organización social, cultural y política comunitaria.
Esta investigación trata, precisamente, de uno de esos mecanismos no jurisdiccionales, los Centros de Paz y Diálogo, que constituyen un modelo en el que interactúan la justicia alternativa del Estado y la justicia comunitaria.
Estos Centros de Paz y Diálogo comparten su distanciamiento de las estructuras formales y jurisdiccionales, lo que permite y privilegia la oralidad, la flexibilidad, el diálogo, la participación de las personas involucradas, el bajo costo y, sobre todo, a la pertinencia cultural y, en algunos casos, hasta la pertenencia lingüística. Por lo tanto, esta investigación ofrece un registro acerca de qué son y cómo funcionan estos Centros, así como también del contexto comunitario en el que se desarrollan, con el fin de indagar acerca de su importancia en relación con la ampliación del acceso a la justicia en una diversidad de contextos locales. Para destacar este modelo, el reporte incorpora un componente visual muy importante para visibilizar los Centros y, especialmente, a las personas que están vinculadas a estos.
1.2 ANTECEDENTES DEL MODELO
La resolución de conflictos a través de conciliaciones y otras metodologías, es propia de las comunidades indígenas. Por lo tanto, los antecedentes de los Centros de Paz y Diálogo (CPD) se encuentran en esos mismos mecanismos comunitarios operados por los integrantes de la comunidad.
El impulso y acompañamiento a los Centros por parte del Poder Judicial del Estado de México (en adelante, PJEdoMex) surgió, inicialmente, a partir de la traducción e interpretación de la Ley de Mediación, Conciliación y Promoción de la Paz Social del Estado de México a las cinco lenguas indígenas originarias del Estado de México: otomí, mazahua, náhuatl, matlatzinca y tlahuica. La interpretación y traducción fue el punto de partida para transmitir la ley de manera oral a las personas indígenas ubicadas en los centros penitenciarios. Esta interacción entre los mecanismos alternativos y las comunidades indígenas detonó un mayor acercamiento con las autoridades comunitarias enfocadas en la gestión de conflictos a través del diálogo y en prevenir el escalamiento; en pocas palabras, para evitar que se llegara “más allá”, acudiendo ante autoridades distintas, por ejemplo, con un juez conciliador o el Ministerio Público. De acuerdo con Guillermo Martínez, mediador del PJEdoMex e iniciador de este modelo, el fin era regresar la autoridad a los liderazgos comunitarios, de manera que fueran ellos quienes gestionaran los conflictos de la propia comunidad, echando mano del diálogo pacífico. Estas acciones permitieron la apertura del primer CPD en Pueblo Nuevo, Acambay.
Estas iniciativas culminaron en 2019 con la apertura del primer CPD en Pueblo Nuevo, cuya población es predominantemente otomí, bajo el impulso del delegado de ese entonces, del oficial mediador y la presidenta municipal en turno, en conjunto con el mediador Guillermo Martínez del PJEdoMex.
Transcurrieron cuatro años antes de que se abrieran otros tres centros y, para lograrlo, fue necesario que los líderes indígenas de algunas comunidades, encabezados por el gobernador pluricultural indígena, realizaran trabajos de acercamiento y gestión con el Centro de Mediación, Conciliación y Justicia Restaurativa del PJEdoMex. El siguiente centro se abrió en San Juan Atzingo, Ocuilan, en junio de 2023, uno de los últimos municipios con población y hablantes de la lengua tlahuica. A los pocos meses, concretamente a finales de agosto de 2023, se inauguraron los centros de Zinacantepec y San Miguel Almaya en Capulhuac, municipios con presencia de población y hablantes de las lenguas náhuatl y otomí.

Guillermo Martínez, mediador del PJEdoMex
1.3 Metodología
Esta investigación es puramente cualitativa y se construyó, esencialmente, a partir de entrevistas semiestructuradas, realizadas a quienes actualmente se encuentran implicados en los Centros, así como a las personas involucradas en su surgimiento y operación, tanto de las comunidades indígenas en donde se abrieron como del PJEdoMex.
El trabajo de campo se realizó en cuatro comunidades indígenas: Pueblo Nuevo, Acambay (otomí); Zinacantepec (náhuatl y otomí); San Miguel Almaya, Capulhuac (náhuatl y otomí) y San Juan Atzingo, Ocuilan (Tlahuica), en los meses de septiembre y octubre de 2023. Durante las visitas a los Centros, el perfil y número de personas entrevistadas en cada comunidad varió sustancialmente, por dos razones principales, el tiempo que los Centros llevan operando y las autoridades comunitarias que están implicadas en su operación.
Delegado, (Barrio II) del CPD de Pueblo Nuevo, hablando en otomí.
Perfil de las personas entrevistadas durante el trabajo de campo:


